viernes, 25 de julio de 2014

La noche de Ámsterdam

'Para un aficionado, es la sinceridad de cuando una persona es realmente feliz' Christian Panucci.

Corría 1998 cuando el Madrid tenía una espina clavada en el alma, habían pasado 32 años desde la última Copa de Europa conquistada por el club. Se había terminado la fase de grupos y todo iba rodado, Cuartos sencillos ante el Bayern Leverkusen con un global a favor de 4-1 y unas semis marcadas por el 15 de Abril cuando en el Bernabéu se desplomaron las porterías por el movimiento del público sobre ellas. Todo parecía enfocado a una sola cosa: ser campeones. La liga no andaba bien para los 'blancos' y la única salida podía ser el conquistar el ansiado título tras tanta espera.

Es 19 de Mayo de 1998: El día previo al partido de su carrera, Predrag Mijatovic, que habituaba a entrenar con medias bajas, sale al campo con calcetas, algo poco peculiar para él. No se ejercita de manera brusca por lo que algo le pasa, se pueden observar varias vendas en su pierna que parecen ser una cura para alguna molestia que el jugador tenga. Llega la noche y 'Pedja' duerme en su habitación, o al menos lo intenta. Pasadas varias horas se levanta hacia el cuarto de baño y se mira al espejo, un espejo que como revela, cobra vida y aparece otro yo dentro de él que le dice: 'Tu vas a ser el jugador que les de la séptima' Supersticiones de futbolistas puede que fueran, que tal vez cobrarían sentido al día siguiente.



El día, 20 de Mayo de 1998: Todos los aficionados al fútbol dan por favorita a una Juventus que venía arrasando por toda europa, derrotando a equipos como el Dinamo de Kiev y el Mónaco antes de la final. Zidane, Del Piero, Inzaghi, Deschamps y Davids daban forma a un conjunto casi invencible. Pero todo análisis en cuanto a jugadores queda pequeño cuando en un campo de fútbol rueda el balón. El Real Madrid sale con: Illgner en portería; Hierro y Sanchís en la defensa, lateral izquierdo Roberto Carlos, el derecho es para Panucci; centro del campo para Redondo y Karembeu; más adelante queda Clarence Seedorf que combina con Mijatovic; y por último la delantera: Raúl y Morientes. Once grandes estrellas que no tenían nada que envidiar a los 'bianconeros'.

El partido empieza y la primera parte es dominada por los italianos, un tiro de Zidane que casi es gol y un par de ocasiones salpicadas con llegadas tímidas al marco de Illgner. Comienza la segunda parte, en la que se retira Di Livio y entra Tacchinardi que cambia el sistema de 5 centrales que proponía Lippi, para pasar a un medio-campo más plagado de jugadores y una defensa de 4. Fernando Hierro se da cuenta de lo difícil que es cubrir a 'Zizou' y ordena a Karembeu a presionarle casi hombre a hombre, eso marcaría el partido. Llega una jugada en la que tras un rechace de la defensa, Roberto Carlos chuta a puerta y de nuevo despejan, ese despeje le cae a una zurda que pocas veces se ha visto en el fútbol, una zurda de clase, una zurda que valió una copa, una zurda que en el minuto 68' del Ámsterdam Arena fue capaz de hacer sentir madridista a todo un país, 'La Zurda de Pedja'. Es ahí cuando regatea al portero y define con una clase impresionante de la que solo los grandes como él pueden presumir. Solo quedaban 22 minutos para la mayor gloria del fútbol y no se podía desperdiciar. Pasa el tiempo y Pessotto es sustituido en el 71' por el ariete uruguayo Fonseca. La Juventus está desesperada y no hay remedio, solo cambios y cambios que dan lugar a calentar el encuentro. Una batalla dura entre Davids y Seedorf que se llegan a encarar alguna ocasión y poco más. Hellmut Krug pita el final cuando Suker tiene el balón, todos corren a abrazarse porque tras 32 años, eran los Campeones de Europa.



Años más tarde se revelan los mejores secretos de la copa y Mijatovic confirmó que su pierna no estaba nada bien, pero el presentimiento de ser campeón lo llevó a arriesgar. Todo el mundo se rendía a un equipo, un conjunto capaz de hacer una gesta histórica que abría un círculo, un círculo que hoy continúa, un círculo que solo un aficionado de este club verá interminable.

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