sábado, 11 de octubre de 2014

La Dinamarca de Suecia 92

'Estábamos de vacaciones cuando recibimos una llamada, el mensaje era claro, 'Ven y da lo mejor que tengas' Brian Laudrup.

Normalmente, la misma vida te da una de cal y otra de arena, pero solo a veces la suerte te acompaña y el azar puede significar un antes y un después en el transcurso de ésta. Yugoslavia tenía un equipo con estrellas carburando a más no poder, los Mijatovic, Miahjlovic, Prosinecki y demás llegaban a la Euro del 92 de la mejor forma posible, pero algo se interpuso en su camino, las guerras sufridas en el Este de Europa le impidieron participar, con lo cual una plaza se quedaba bacante.

Möller-Nielsen ocupaba el puesto de seleccionador danés, equipo que había sido designado como sustituto de Yugoslavia y que tenía a todos sus jugadores repartidos por todo tipo de paraísos habidos y por haber. Solo había que coger el teléfono y darles lo que para algunos fue el final de sus vacaciones, algo que se convirtió en lo mejor de sus vidas. Brian Laudrup, Peter Schmeichel, y muchos más tomarían las riendas de un conjunto que no estaba formado ni mucho menos por jugadores de calidad o de peso en el fútbol internacional, caso semejante pudo ser el de Henrik Larsen, un jugador no muy conocido que pasó de repartir el juego en la liga danesa a dar un título a su país, un título que tiene su historia.


La cenicienta hacía su puesta en escena, la poca adaptación a la que se vio sometida este equipo pudo justificar lo ocurrido el 11 de Junio, el día de su debut en el Malmö Stadion ante la Inglaterra de Alan Smith, Gary Lineker y un joven pero experto Alan Shearer que terminaría haciendo historia en la 'Premier League' años más tarde. Sin rodaje y sin entendimiento alguno, Dinamarca empataba 0-0 y parecía que lo esperado es lo que estaba pasando, son los más débiles. Tan solo tres días después, Suecia, la anfitriona era el rival a batir y no fue nada fácil parar a Martin Dhalin y Tomas Brolin, el segundo anotaría el único tanto del encuentro en el minuto 58', el 1-0 tenía un significado claro, si querían llegar lejos, algo había que hacer.

Largas charlas y ajustes técnicos se resumieron en algo que debía de suceder ganaran o no a Francia, Suecia tenía que tumbar a Inglaterra si o si. Ambos partidos se jugaron el 17 de Junio a las 20:15, todos dependían de si mismos para pasar, todos menos Dinamarca. La plaza prendía de un hilo pero el ganar regalaba una cuerda más a la que agarrarse, una opción que no pasó desapercibida en absoluto. Möller-Nielsen tenía claro lo que había que hacer, y pidió a su equipo salir y dar una buena imagen sin olvidar que ganando podían optar a algo remoto pero existente, Larsen adelantaba en el minuto 8' y el sueño parecía posible hasta que Papin puso las tablas en el 60', como se podía parar eso, para colmo, Suecia e Inglaterra empataban a uno y el ganador se llevaría el gato al agua y también a los daneses. De nombre Lars y de apellido Elstrup, había entrado en el 66', ponía el 1-2 tan solo 12 minutos después. Pero en la vida como en todo, solo a veces la suerte te acompaña, y así fue: Brolin que había anotado el gol de la victoria ante Dinamarca, marcaba el 2-1 en el 82' y los suecos se quedaban como líderes. Sin saber nada en absoluto, los Laudrup y compañía seguían intentando mantener lo conseguido hasta que el australiano Hubert Forstinger dictara la sentencia. El pitido lo decía todo, el milagro se cumplía y aquella cuerda se hacía de hierro, tal y como la moral de estos once jugadores que iban lanzados hacia la gloria.


Si no era tarea fácil el pasar por encima de Francia y jugarle un 'Póker' a la mismísima Inglaterra, derrotar a Holanda era casi un milagro. Rinus Michels reunía a toda una patria de estrellas, solo había que mirar a Gullit, van Basten y Rijkaard para darse cuenta de que Denis Bergkamp, Ronald Koeman y Hans van Breukelen podían pasar desapercibidos. No era casualidad que se dieran de claros favoritos, el '5-0' se veía fácil, es cierto, se veía, pero no se daba. Los daneses salieron a machacar a su rival, y a tan solo 5 minutos del pitido inicial, Henrik Larsen situaba el 0-1 en el marcador, algo que duró hasta que Bergkamp en el 23' empataba para la 'Naranja'. Poco tardó en reaccionar Larsen que de nuevo adelantaba a su equipo en el 33', ventaja que se mantuvo todo el encuentro tanto en números como en juego, pero que Dinamarca sucumbió cuando Frank Rijkaard empataba en el 86'. La prórroga se veía sin ritmo y los penalties eran la mejor solución a este lío en el que se habían metido los de Michels, que aunque nadie sabe el por qué, Schmeichel tuvo la fortuna de terminar salvando el segundo penalti lanzado por el Balón de Oro de aquel año, Marco van Basten. Gracias a esto conseguía el pase a la flamante final del 26 de Junio.

Un gol 'in extremis' de Karlheinz Riedle ante Suecia metía a los campeones del Mundial de 1990 en la final. El excentral Berti Vogts era el seleccionador alemán que de la mano de Effenberg y Klinsmann dirigía una Alemania capaz de todo y más. La fuerza de los de Nielsen era grande, muy grande, tanto como para salir convencidos de que hicieran lo que hicieran su vida había cambiado por completo y la buena imagen tenía que ir por delante de todo, recordando al encuentro ante Francia, lo primordial era disfrutar de lo que habían hecho. Y menuda forma de disfrutar, las amarillas llovían para los germanos y los goles también, Jensen en el 18' y Vilfort en el 78' hacían lo que para muchos fue culminar la magia de los mejores 15 días del Norte de Europa.

Si, la vida es el azar, pero nada quita que la magia inigualable y la suerte llevó a estos 23 hombres a derrumbar los cánones de la historia en los que los grandes ganan y los pequeños solo sucumben ante ellos. Pequeños eran y la Eurocopa fue suya, sencillamente por simpleza, sencillamente por naturalidad, sencillamente por calidad.