miércoles, 30 de julio de 2014

Las tres Copas del Bayern

Corrían años en Alemania en los que nadie sabía el por qué del buen fútbol y la calidad que atesoraban 11 jugadores, 11 futbolistas capaces de combatir ante todo, 11 alemanes.

Quedaba ya en el olvido aquel 4-0 del 73 que el Ajax de Johan asestó a este equipo, un Bayern de Múnich totalmente reforzado sabía que eran sus años. Bajo la tutela de Hugo Lattek, se plantaban en la final de la Copa de Europa, era 1974 y el rival el Atlético de Madrid.

15 de Mayo de 1974, la final de Luis Aragonés: Todos los partidos son recordados por algo, ¿por qué no lo iba a ser una final? Es cierto, se recuerda, pero solo por una cosa, por 'El Sabio de Hortaleza'. Ambos equipos sacaron sus mejores armas: Sepp Maier, Franz Beckenbauer, Uli Hoeness, Gerd Müller, ante Luis, Miguel Reina, Ignacio Salcedo, José Ufarte, etcétera. Un encuentro igualado que llevó el tiempo a la prórroga, dónde en el minuto 114' Aragonés lanzó una falta desde el borde del área que poco tuvo que hacer el portero germano, era el 0-1. Los minutos pasaban y el Atlético se veía campeón, pero Schwarzenbeck lanzó un zapatazo en el 120' que Reina midió mal, el 1-1 subía al marcador y al no haber prórroga, debía de haber un partido de vuelta. No hubo campo neutral, se jugó en Alemania. Dos goles de 'Torpedo' Müller y Uli Hoeness dejaron al gran equipo alemán como campeones de Europa, el fútbol era injusto, pero debía de serlo más aún.



Con la primera en el bolsillo, todo pareció sencillo,  Alemania se proclamó campeona del mundo ante Holanda con aquellos goles de Müller en una de sus exhibiciones más recordadas.

Tocaba volver a los clubes, el Leeds United que se había plantado en la final tras haber derrotado al Barcelona de Cruyff, presentaba credenciales al título. Y el Bayern por supuesto, también. Pasó de forma más sencilla, ante un Saint-Étienne del que se hablará en poco tiempo, pero que ya destacaba en su calidad de jugadores.

28 de Mayo de 1975, un 2-0 no significa dominio: Dos grandes plantillas saltaban al terreno para jugarse la hegemonía del viejo continente, solo uno saldría victorioso. Un enfrentamiento para recordar el resto de los días, los ingleses no cesaron de llegar y llegar, pero la efectividad alemana tuvo su efecto y en el 71' por parte de Franz Groth y más tarde en el 81' con Gerd Müller, levantaría para todo el país el segundo galardón europeo, todo un logro, pero cuestionado de nuevo.



La culminación lo llaman algunos, el cambio de fútbol otros. Un joven Platini destacaba en las categorías inferiores del Saint-Étienne, que además de él, tenía a un gran portero, Curcovic, un yugoslavo de metro ochenta capaz de parar lo imparable. La primera y última final para Robert Herbin que había montado un proyecto de ensueño.

12 de Mayo de 1976, la fortuna debe terminarse algún día: Si alguna vez se ha pensado en la fortuna, este partido puede ser el mejor ejemplo de ella. Los franceses dominaron de cabo a rabo el partido, ocasiones, posesión, despliegue físico y táctico, todo. Pero si algo caracteriza a las estrellas es el saber dar lo mejor de si cuando su equipo lo necesita. Una falta al borde del área que tras un toque leve del lanzador, deja el balón franco para Franz Roth, que marca el 1-0, un gol casi idéntico al que Ronald Koeman marcaría en 1992 ante la Sampdoria, precisamente, dos goles con el mismo valor, una Copa de Europa. La insistencia no sirvió para nada y la tercera terminó consiguiéndose, eran los reyes del mundo.



Se cerraba un ciclo, a partir de ahí deberían de pasar 25 años para que el sucesor de Maier, Oliver Kahn, consiguiera alzar de nuevo la orejona. Inglaterra comenzaba a florecer, y un color destacaba por encima de todo, el Rojo.


viernes, 25 de julio de 2014

La noche de Ámsterdam

'Para un aficionado, es la sinceridad de cuando una persona es realmente feliz' Christian Panucci.

Corría 1998 cuando el Madrid tenía una espina clavada en el alma, habían pasado 32 años desde la última Copa de Europa conquistada por el club. Se había terminado la fase de grupos y todo iba rodado, Cuartos sencillos ante el Bayern Leverkusen con un global a favor de 4-1 y unas semis marcadas por el 15 de Abril cuando en el Bernabéu se desplomaron las porterías por el movimiento del público sobre ellas. Todo parecía enfocado a una sola cosa: ser campeones. La liga no andaba bien para los 'blancos' y la única salida podía ser el conquistar el ansiado título tras tanta espera.

Es 19 de Mayo de 1998: El día previo al partido de su carrera, Predrag Mijatovic, que habituaba a entrenar con medias bajas, sale al campo con calcetas, algo poco peculiar para él. No se ejercita de manera brusca por lo que algo le pasa, se pueden observar varias vendas en su pierna que parecen ser una cura para alguna molestia que el jugador tenga. Llega la noche y 'Pedja' duerme en su habitación, o al menos lo intenta. Pasadas varias horas se levanta hacia el cuarto de baño y se mira al espejo, un espejo que como revela, cobra vida y aparece otro yo dentro de él que le dice: 'Tu vas a ser el jugador que les de la séptima' Supersticiones de futbolistas puede que fueran, que tal vez cobrarían sentido al día siguiente.



El día, 20 de Mayo de 1998: Todos los aficionados al fútbol dan por favorita a una Juventus que venía arrasando por toda europa, derrotando a equipos como el Dinamo de Kiev y el Mónaco antes de la final. Zidane, Del Piero, Inzaghi, Deschamps y Davids daban forma a un conjunto casi invencible. Pero todo análisis en cuanto a jugadores queda pequeño cuando en un campo de fútbol rueda el balón. El Real Madrid sale con: Illgner en portería; Hierro y Sanchís en la defensa, lateral izquierdo Roberto Carlos, el derecho es para Panucci; centro del campo para Redondo y Karembeu; más adelante queda Clarence Seedorf que combina con Mijatovic; y por último la delantera: Raúl y Morientes. Once grandes estrellas que no tenían nada que envidiar a los 'bianconeros'.

El partido empieza y la primera parte es dominada por los italianos, un tiro de Zidane que casi es gol y un par de ocasiones salpicadas con llegadas tímidas al marco de Illgner. Comienza la segunda parte, en la que se retira Di Livio y entra Tacchinardi que cambia el sistema de 5 centrales que proponía Lippi, para pasar a un medio-campo más plagado de jugadores y una defensa de 4. Fernando Hierro se da cuenta de lo difícil que es cubrir a 'Zizou' y ordena a Karembeu a presionarle casi hombre a hombre, eso marcaría el partido. Llega una jugada en la que tras un rechace de la defensa, Roberto Carlos chuta a puerta y de nuevo despejan, ese despeje le cae a una zurda que pocas veces se ha visto en el fútbol, una zurda de clase, una zurda que valió una copa, una zurda que en el minuto 68' del Ámsterdam Arena fue capaz de hacer sentir madridista a todo un país, 'La Zurda de Pedja'. Es ahí cuando regatea al portero y define con una clase impresionante de la que solo los grandes como él pueden presumir. Solo quedaban 22 minutos para la mayor gloria del fútbol y no se podía desperdiciar. Pasa el tiempo y Pessotto es sustituido en el 71' por el ariete uruguayo Fonseca. La Juventus está desesperada y no hay remedio, solo cambios y cambios que dan lugar a calentar el encuentro. Una batalla dura entre Davids y Seedorf que se llegan a encarar alguna ocasión y poco más. Hellmut Krug pita el final cuando Suker tiene el balón, todos corren a abrazarse porque tras 32 años, eran los Campeones de Europa.



Años más tarde se revelan los mejores secretos de la copa y Mijatovic confirmó que su pierna no estaba nada bien, pero el presentimiento de ser campeón lo llevó a arriesgar. Todo el mundo se rendía a un equipo, un conjunto capaz de hacer una gesta histórica que abría un círculo, un círculo que hoy continúa, un círculo que solo un aficionado de este club verá interminable.

lunes, 21 de julio de 2014

El Ajax de Cruyff

'El placer lo tienes si la pelota hace lo que tu quieres' Johan Cruyff.

Es 25 de Abril de 1947 y a las 13:00 de la tarde en Ámsterdam nace un delgado chico al que la vida le tenía jugada una de cal y otra de arena. Johan desde tempranas edades comienza a jugar al fútbol con un objetivo claro, llegar al Ajax de Ámsterdam, club de sus amores. Con 10 años es escogido por las categorías infantiles del equipo tras una pre-selección de 300 candidatos, ya que su madre trabajaba en el servicio de limpieza de éste y convenció al entrenador para que lo eligiera. Pero cumplidos sus 12 años, el 8 de Julio de 1959, fallece su padre (Hermanus Cornelius Cruijff) y 'Jopie' (apodo cariñoso que le puso su madre) se vio obligado a colaborar en tareas para mantener a su familia. Dejó los estudios y se encargó de ayudar al cuidador del campo del Ajax, a quien cogió mucho cariño y para él llegó a suponer casi un segundo padre.



Llegado 1964, debuta con el primer equipo el 15 de Noviembre y marca el único gol en la derrota por 3-1 ante el Groningen. Todo esto tuvo antes una preparación previa con un programa de ejercicios que preparó el técnico Rinus Michels para aumentar la masa muscular del chico. A pesar de debutar con 17 años, no se haría un hueco en el club hasta la temporada 65-66 al anotar 2 goles en la victoria por 2-0 el 24 de Octubre frente al DWS Ámsterdam. Esa temporada la finalizaría con 25 goles en 23 partidos y con un título de liga en el bolsillo.

El flaco se hace un hueco en la plantilla y en 1967 consigue su primer 'doblete' tras ganar liga y copa, anotando 33 goles en el campeonato doméstico, siendo por supuesto el 'pichichi' y mejor jugador. De nuevo en 1968 gana la liga y es nombrado mejor jugador holandés del año por segunda vez consecutiva (lo sería al año siguiente también también). Y es en 1969 cuando el 'fútbol total' llega a su plenitud, el equipo comandado por el visionario Michels se plantaba en su primera final de la Copa de Europa.

La presión asfixiante se oponía a cualquier rival y además, brillaban 3 grandes jugadores en el equipo, Keizer, Suurbier y Cruyff. Era 28 de Mayo de 1969, la final se juega en el Bernabéu, y el Milan de Nereo Rocco era el último bache hacia un título que no estaba destinado a los holandeses. Si había algo capaz de romper esa presión practicada en el Norte de Europa, era el famoso 'Catenaccio', que mezclado con las grandes estrellas del equipo italiano, dejaba a sus equipos sin opción alguna en los encuentros. Sormani, Prati, Trapattoni o Gianni Rivera entre otros, componían uno de los 11 de ensueño que ha tenido esta competición. En la primera parte golpea primero el gran Pierino Prati en el minuto 7' y más tarde en el 40'. En el minuto 60', el central Vasovic pone el 2-1 y el Ajax se lanza al ataque. Pero en el 67', Sormani hace el 3-1 que se culmina con el Hat-Trick de Prati en el 75'. El Milan gana su segundo título por 4-2 y un sabor amargo recorre el vestuario de los de Ámsterdam.

El destino no quiso que este equipo fuera el primero de su país en llevarse el trofeo europeo, el encargado de hacerlo fue el Feyernoord en 1970 ganando en la final en el Giuseppe Meazza por 2-1 al Celtic de Glasgow. Un destino que podría ser la predicción de un ciclo que comenzó ese día.

Temporada 1970-1971. 'Jopie' sufre una lesión de ingle y vuelve tras ella en Octubre frente al PSV, pero no lo hace de forma habitual, al no estar previsto que iba a jugar, se le asigna el dorsal 14 porque el 9 lo tenía otro jugador. Esto genera un revuelo en la prensa que Johan soluciona quedándose su nuevo número para toda su carrera, tanto en la selección como en sus clubes. Tal vez fuera ese número, pero el equipo se plantaba en la segunda final ante el Panathinaikos comandado por el húngaro Ferenc Puskás. En ese 11 resaltaban Neeskens, Van Dijk y Swart, jugadores que podían moverse por cualquier zona del campo y que culminaban el dibujo del famoso 'fútbol total'. El Ajax gana 2-0 con goles de Dick Van Dijk y Arie Haan, el 5' y el 87' respectivamente. Es este el año en el que gana su primer balón de oro, y su único en este club, ya que los otros dos los ganó en el Barcelona.



Llega 1972 y de nuevo otra final. Esta ves es ante el Inter de Helenio Herrera, que reunía jugadores como Sandro Mazzola o Jair da Costa.Además de rival, los holandeses cambian de entrenador, el nuevo es Stefan Kovacs que sigue con el mismo sistema que su mentor. Casi el mismo once, dónde aparece un joven experimentado de 22 años, Ruud Krol, capaz de moverse de manera brillante entre la defensa y la delantera para anotar goles. En esta final, 'El Flaco' consigue marcar los 2 goles que dan la victoria a su equipo, en los minutos 47' y 78', y que lo hacen campeón por segundo año consecutivo. Este título solo fue uno de los 5 que esa campaña conquistó el equipo holandés.

Olímpico de Ámsterdam, Cuartos de Final de la Copa de Europa, 7 de Marzo de 1973. El día en el que el Bayern de Múnich cae fulminado 4-0 ante el mejor fútbol practicado jamás. Sepp Maier, uno de los mejores porteros de la historia, defendía ese día el arco del equipo alemán, tras la derrota, tiró su jersey y sus guantes por la ventana de un quinto piso y juró no volver a jugar al fútbol en su vida. Fue toda una lección, los jugadores alemanes no salían de su campo y llegó un momento en el que Cruyff llegó a recibir el balón del saque de puerta al lado de su portero y corrió hacia campo contrario como si estuviera jugando solo en el campo. Haan hizo un doblete, y Johan y Mühren completaron el marcador. Una exhibición que digna fue para el camino hacia la tercera copa consecutiva. En la final de Belgrado esperaba la gran Juventus de Altafini, Capello, Dino Zoff y demás, que se vio asediada de nuevo por los norte-europeos, a los que un gol de Johnny Rep en el minuto 4' les dio el pase para cerrar un ciclo que parecía inigualable e interminable.



Pero llega el verano de 1973 y Cruyff decide marcharse al F.C. Barcelona por 60 millones de las antiguas pesetas, el equipo se descompone y deja de jugar de la misma forma, algo faltaba. Aunque en 1981 regresaría, ya nada era igual y en el recuerdo quedaban aquellos regates que parecían obras de arte. Porque como él decía: 'el fútbol se disfruta si le pones la pasión de un niño, justo la que yo le ponía'.







viernes, 18 de julio de 2014

La maldición europea del Benfica

'Sin mí, el Benfica no volverá a ganar una copa europea' Béla Guttmann.

Era 27 de Enero de 1899, un día cualquiera para todos, menos para la familia Guttmann de Budapest, ese día nacía uno de sus hijos. Un chico cualquiera al que empezaron a catalogar con fama de destacado en el deporte hasta que se decidió por dedicar su vida al fútbol. Con 20 años debutó en el Hungária en la posición de pivote-central, club en el que pasó 2 años hasta fichar por el Hakoah Vienna para pasar 4 años allí y cruzar el charco hacia los Estados Unidos, dónde jugaría en diferentes clubes de Nueva York (tres en concreto) y en Brooklyn Wanderers. Como etapa final, jugó en el Hakoah All-Stars y con 32 años y una carrera modesta decidió dejar el césped para centrarse en los banquillos.



Comenzó su andada como entrenador en el segundo club de su carrera, el Hakoah Vienna, aunque no sería el único en el que permanecería. Tras 2 años en este club, entrenó al Sportclub Enschede holandés y de nuevo volvería al conjunto austriaco para permanecer un año y marcharse a toda una aventura de aprendizaje en 6 países diferentes (Hungría, Rumanía, Italia, Argentina, Chipre y Brasil) en los que entrenaría a 13 conjuntos distintos (se destacan: Quilmes, Milan y Apoel de Nicosia). Tras estas veinte temporadas, el húngaro desembarcó en la ciudad de Oporto para comenzar un proyecto en equipos portugueses. Entrenó un año al Porto y al siguiente comenzó todo, Béla llegaba a Lisboa.

Era 1959 y el Benfica necesitaba formarse. Que mejor técnico que el del mayor rival del país para crear un equipo plagado de jugadores con calidad y a poder ser, portugueses o nacionalizados en Portugal, con una consigna clave, hacer goles, muchos goles. En 1960, el Benfica es campeón de liga con Guttmann al frente, galardón que le permite acceder a la Copa de Europa por segunda vez en su historia (ya la jugó en 1958).

El Real Madrid se paseaba con su 'Saeta' y con unos jugadores de envidia por toda Europa, haciéndose llamar: 'Los Vikingos'. Cinco años consecutivos ganando el trofeo más codiciado en todo el continente y sin derrota alguna, en algún momento la racha se debía de cortar, y así fue. Octavos de Final y el Barcelona de Czibor, Kocsis y Suárez eliminaba al gran Madrid de Puskas y Di Stefano con un parcial de 4-3 para los 'blaugranas', que al superar al Hradec Králové en Cuartos y al Hamburgo en Semifinales, se plantó en la final, en Berna y contra el Benfica.



Un Barcelona lanzado al título, un juego grandioso planteado por el gran técnico Cántabro, Enrique Orizaola, que se adelantó primero mediante Sándor Kocsis en el minuto 20'. Poco duró la ventaja ya que el media-punta José Águas consiguió poner las tablas en el 30'. Una carrera de un jugador puede estar marcada por goles, por logros o por capitanía; pero la del guarda-meta Antoni Ramallets será recordada por el gran fallo que propició justo dos minutos después del empate por parte del equipo lisboeta, una jugada que significaba el gol en propia puerta y el 2-1, que más tarde se ampliaría al 3-1 gracias al portugués Mário Coluna en el 55'. Después, en el 75', Zoltán Czibor recortaría distancias con el 3-2, pero ya era demasiado tarde y el dolor estaba hecho. Una gran cantidad de tiros por parte de los españoles al palo que no entraban, algo que creó el rumor y la creencia de que los postes de la portería debían ser redondos y no cuadrados como eran, a ese partido y a muchos más debemos hoy la forma de éstas.

Al día siguiente, los diarios portugueses titularon: 'El Benfica y la Virgen de Fátima, hacen a Portugal campeona de Europa'. Tal vez a los españoles les hubiera ayudado la Virgen del Pilar, pero ese año por desgracia no tocaba...



El club de la capital portuguesa rompía con los esquemas, pero faltaba una pequeña pieza, un mozambiqueño de 20 años cuyo ídolo era el gran Alfredo, deslumbraba en las categorías inferiores y debutaba con el Benfica en 1962. Casualidad sea o no que ese mismo año la final se jugara en el Olímpico de Ámsterdam y nada menos que entre el Benfica y el Real Madrid.

Un partido para la historia, una constante lucha por el gol que comenzó el Madrid en el minuto 17' con el primero de Puskas y que más tarde ampliaría con otro en el 23'. Pero Béla sabía como jugarle las cartas a Miguel Muñoz y golpeó por partida doble, en el 25', con gol de José Águas y en el 34', tanto que anotó el central Cavém, dejando el marcador en 2-2. Los blancos reaccionaron, y lo hicieron de manera brillante, Puskas anotó el 3-2, certificando su Hat-Trick, que no tendría otra finalidad que maquillar el resultado final. Llegaba la segunda parte, y con ella aparecieron los dos mozambiqueños de nacionalidad portuguesa, grandes goleadores, Mário Coluna que puso las tablas en el 51' y Eusébio, que dio el empuje en el 65' y el 68' para certificar lo que se preveía, un 5-3 que sonaba a cambio de era, un resultado que coronaba a un técnico totalmente ganador.



Tras acabar el partido, Guttmann pidió un aumento salarial, pero al reclamarlo, fue despedido, lo que generó una rabia intensa en el entrenador, que al marcharse, deseó lo peor al club e insinuó que nadie mejor que él conocía el secreto de como ganar una competición europea.

Accedió como entrenador al Peñarol, vigente campeón de la Libertadores, y más tarde pasó a entrenar a la selección de Austria, para en 1965 volver al club de Lisboa tras haber perdido la final europea ese año frente al gran Inter de Sandro Mazzola y Luis Suárez. Consiguió quedar en segundo puesto en el campeonato doméstico y se marchó al Servette suizo y después al Panathinaikos. Pasada su etapa en Grecia , estuvo 6 años sin entrenar para volver en 1973 y encargarse del FK Austria Viena menos de un año. En la temporada 1973-1974 siendo entrenador del Porto (club al que vuelve tras pasar por Viena), termina su carrera deportiva.

El 28 de Agosto de 1981 fallecía en Viena a los 82 años y tras una vida dedicada por y para los banquillos, pero tal vez recordada por uno que hasta el día de hoy ha estado maldecido en todas y cada una de las 7 finales que ha jugado el Benfica por un título europeo desde que esa frase fue dictada.

¿Una leyenda o una realidad?


martes, 15 de julio de 2014

'Aranycsapat' El equipo de Oro

'Inter gauche, Puskas, numero dix...' Estallaba un estruendo en aquel estadio de Berna tras pronunciarse esas palabras por la megafonía que anunciaba el once de la mejor Hungría que se haya podido ver jamás.

Esta magnífica selección de los 'magiares' comandada por Gustav Sebes se dio a conocer en el mundo entero en lo que fue llamado 'The Match of the Century' (El partido del siglo), tal y como lo tituló The Times el día después de aquella mágica noche del 25 de Noviembre de 1953, en la que por primera vez un equipo no británico ganaba en Wembley. Un encuentro que reunía unos jugadores envidiables aún a día de hoy, por parte de Hungría: Grosic; Buzanszky, Lorant, Lantos; Bozsik, Zakarias; Budai, Kocsis, Hidegkuti, Puskas y Czibor. Además de la calidad, detrás estaba la táctica, y también había de sobra: se renovó la famosa WM; dejaba 3 defensas y dos centrocampistas, pero uno de ellos, Zakarias, jugaba entre los centrales, mientras Bozsik combinaba con Hidegkuti que retrasaba su posición, dejaba como carrileros a Budai y a Czibor, y a Puskas y Kocsis de delanteros puros. Puede que solo fuera un amistoso pero el 3-6 retumbó en cualquier rincón del planeta. Marcaron por parte de los húngaros: Puskas un doblete, Hidegkuti un hat-trick y Bozsik; por parte inglesa anotaron: Jackie Sewell, Mortensen y Alf Ramsey uno de los mayores estandartes de esta Inglaterra como Stanley Matthews y Billy Wright. 




Pero no solo se galardona la gran actuación de este partido, el país del Este de Europa consiguió una gran racha desde 1950 hasta ese día de ganar 20 de 23 enfrentamientos y acabar en empate los otros 3. 

Llega la culminación de este país, es Suiza, es 1954, es cuartos de final y el rival es Brasil. La Brasil de Djalma Santos, Didí y Nilton Santos entre otros, un gran equipo pero con la ausencia de su estrella, Zizinho, al cual Zezé Moreira dejó fuera de la lista para esta Copa del Mundo. La 'verdeamarela' llegaba a esta fase después de un partido fácil frente a México dónde goleó 5-0 y Hungría mostrando credenciales al título. Solo quedaba que el balón echara a rodar en el gran estadio de Berna, aquel 27 de Junio, uno de los peores arbitrajes de la historia, a cargo del inglés 'míster Ellis'. Todo iba en su cauce y los 'magiares' se vieron con un 2-0 en apenas 7 minutos, que para poco les sirvió. En el segundo tanto se reclama fuera de juego de Kocsis por parte de los brasileños, que convierten su frustración en patadas que llevan al árbitro a no distinguir entre lances del juego y violencia. Djalma Santos coloca el 2-1 de penalti y más tarde Lantos de nuevo desde los 11 metros pone el 3-1. El partido se convierte en pura pelea callejera y el único que intenta jugar es Julinho que pone el 3-2 y está apunto de conseguir el 3-3, pero en el 88' Kocsis ('La cabeza de oro') pone el 4-2. Entre esas Nilton Santos y Bozsik se enfrentan a tortazos y Ellis los acaba expulsando. Se pita el final con el balón en los pies de Czibor al que Maurinho tiende la mano y asesta un directo a su cara, se incrementa la tensión, el fútbol pasa a un segundo plano y se invade el campo hasta el momento en el que una llamada de los altavoces del estadio calla a la multitud, una llamada de socorro. Las delegaciones de ambos países estaban peleándose gravemente en los vestuarios con botellas y todo tipo de utensilios. La policía tuvo que actuar y consiguió sanar la situación, todo había terminado, la batalla había acabado. Las sanciones a los jugadores según dictó la FIFA quedaron en manos de la federación de las dos selecciones que como es de razonar no actuaron de forma radical en la influencia futbolística.



Los de Sebes conseguirían ganar al vigente campeón de la competición, Uruguay por 4-2 en un partido duro en el que se vio fútbol de verdad y no guerra. Pero llegaba la cumbre de este fútbol, el momento más importante de la historia húngara, Puskas por fin recuperado y el mejor fútbol para demostrar. No se podía pedir más. Era 4 de Julio, un estadio de Berna que la lluvia no pudo evitar llenar hasta la tribuna, dos selecciones esperando el momento de saltar a jugar, Alemania Federal queriendo dejar claro que lo de 1938 fue un tropiezo y Hungría preparada para demostrar que el fútbol de ataque premiaba sobre cualquier otro estilo que existiera. Poco menos de 10 minutos de juego y Czibor ya ha hecho el 2-0. Solo el espíritu alemán podía salvar al rival, y así lo hizo, Morlock pone el 2-1 nada más sacar de centro y más tarde en el 18' Ottmar Walter hace el 2-2 tras recibir el pase de su hermano Fritz Walter en un saque de esquina. Se llega al descanso con empate y con algo más, o por parte de los alemanes, con algo menos, el físico. Pasados unos años de este Mundial se dio a conocer la noticia de que los jugadores alemanes se inyectaron 'pervitina', una sustancia-droga que aumentaba notablemente las prestaciones físicas de los jugadores y que no estaba considerada en aquellas fechas como un medicamento de dopaje, aún así de haberse conocido la noticia se hubiera generado un gran debate. Comienza el segundo tiempo y Hungría es víctima de la táctica que plantea Alemania que pretende que hagan esfuerzos largos para poderse replegar más fácilmente por el campo. Bozsik y Hidegkuti no pueden más y eso condiciona el juego del equipo que pasaba plenamente por los pies de sus mediocentros. Ocurre lo inesperado, tras una galopada de Schäffer, se marcha fácilmente de Buzanszky y saca un centro medido para que el otro extremo, Ranh que gana la espalda a su marcador (Lantos) remate de cabeza y ponga el 3-2. Alemania Federal es campeona del mundo. 



¿Pudo ser una ocasión desaprovechada? ¿Pudo ser lo ingerido por los alemanes durante el intervalo de la primera y la segunda parte? ¿O pudo ser el final de una generación? Nunca se sabrá, pero lo que es seguro es que el mito de aquellos 11 jugadores aún vive en el viejo estadio de la capital suiza y jamás dejará de hacerlo.