jueves, 16 de enero de 2014

El Milan de Arrigo Sacchi.

''El fútbol no podrá más ser lo mismo'', así titulaba France Football después de la exhibición del conjunto milanes en la final del 89 y con esas palabras se describe a este equipo de finales de los 80 que tocó el reinado del mundo en 1990.

En el año 1987 un jugador apodado ''El Tulipán Negro'' ganaba el Balón de Oro tras una gran temporada en el PSV y una porción de ella en el Milán, Ruud Gullit. Ese año entraba en la plantilla Marco Van Basten, otro jugador holandés de gran calidad y con mucho gol. Por último y en 1988 llegaría el componente final de este ''Trío de Oro'' del fútbol holandés y de la liga italiana, Frank Rijkaard. Pero que sería de un equipo sin un entrenador, Berlusconi fichó a un entrenador sin experiencia en la élite pero con un sueño, crear una máquina que se moviera conjuntamente, presión y ataque juntos, dominados por un tipo de alineación poco común entre los clubes de esa época, el 4-4-2.

El 4-4-2 tiene su base en la presión que Arrigo pretendía ejercer sobre los rivales. Si entras por una banda, te cierra ese mediocentro, pero detrás tienes a un lateral esperándote. Si lo intentas por el centro, tienes a dos pivotes que te defienden y detrás a dos centrales de la talla de Alessandro Costacurta y Franco Baresi. La alineación solía ser frecuente, exceptuando ciertos cambios en el centro del campo, el 11 solía ser: Galli; Paolo Maldini, Costacurta, Baresi y Tassotti; Ancelotti, Rijkaard, Donadoni y Colombo; Ruud Gullit y Van Basten.

Se recuerda en España a este equipo por muchas cosas, pero una de ellas es el 5-0 que le endosó al Madrid en la temporada 88/89 en semifinales de la llamada en ese momento ''Copa de Europa''. Tras un 1-1 en el Santiago Bernabéu, la vuelta en San Siro fue bastante distinta, y acabó doblegado el Madrid con un resultado un tanto duro para el conjunto de la capital española, con un hat-trick de Van Basten incluso.

En la final del Camp Nou el Milan llegaba crecido de moral, y con la lesión de Gullit que afortunadamente llegó a la final, en la que hizo un doblete. Después de media hora los italianos tenían un colchón de tres goles a favor y se paró la maquinaria por respeto al conjunto rumano. La final acabó 4-0 y ese año el Steaua fue la víctima.

Todo lo contrarío del año siguiente, final que ganaría el Milan por 1-0 con gol de Rijkaard frente al Benfica de dos brasileños de gran talla como Valdo y Aldair. Copa que haría a este equipo entrar en la historia y en ser el último equipo en renovar el título de la ''Copa de Europa''.

Como todo tiene su fin, este Milan lo tuvo con la lesión de Van Basten en 1993 y también con la marcha de Arrigo Sacchi en el año 91 para ocuparse así de la selección italiana con la que quedó subcampeona del Mundial del 94. Esto no quitaría que el gran Capello ganara con el Milan la llamada ''Liga de Campeones'' por 4-0 frente al Barcelona de Cruyff en 1994, cierto es que el mérito era suyo pero el trabajo ya lo habría hecho el supuesto inexperto entrenador italiano.

martes, 14 de enero de 2014

La historia de Panenka.

Seguro que alguna vez en la vida habéis oído hablar de un estilo o más bien de una forma de tirar un penalti conocido como Panenka. Seguro que sí, sino pregúntele a Sergio Ramos o a Andrea Pirlo en la Eurocopa de 2012. Pero ese no es el caso, hoy vamos a repasar la historia en la que se basa este lanzamiento ejecutado en una de las tandas de penaltis más famosas de la historia, por un checoslovaco que lucía 28 años llamado Antonín Panenka.

La gran Alemania Federal de los Maier, Beckenbauer, Uli Hoeness y Gerd Müller entre otros, venía de ganar consecutivamente la Euro del 72 y el Mundial del 74 que casualmente de celebró en Alemania Occidental. Entró en la Euro del 76 que ese año se celebraba en Yugoslavia y en la que participaban tan solo 4 equipos, pero de una brillantez descomunal, estos eran: Países Bajos, Yugoslavia, Checoslovaquia y Alemania Federal. Alemania pasó las semifinales derrotando a la gran Yugoslavia de Popivoda (jugador de banda) y de Dzajic (delantero) que casualmente marcaron los dos goles de su selección, dejando el resultado en 4-2 con hat trick de Dieter Müller (en sustitución a Gerd Müller que se retiró en 1974). Checoslovaquia por su parte lo tuvo más difícil pero aún así, aquella Holanda no era la misma que hacía 2 años atrás. El resultado fue de 3-1 con goles de Anton Ondrus, central indiscutible de aquella selección y que marcó en la portería de Holanda y más tarde en su propia meta, marcaron también Nehoda y Vesely. Checoslovaquia y Alemania Federal estaban en la gran final que se jugaría en el estadio del hoy Estrella Roja de Belgrado.

Llegó el día y llegó el momento, partido tenso que adelantó Svehlik en el minuto 8 y que amplió Dobiás el sustituto del gran ''Bobby'' Pollak (apodado así por su parecido a Bobby Charlton). Dieter Müller recortó distancias en el minuto 28 y el espíritu alemán hizo el resto... El gran duelo no solo se veía en el campo, también en la portería en la que se encontraban dos grandes porteros como Ivo Viktor por parte de Checoslovaquia y Sepp Maier por parte de Alemania Federal, en el centro del campo fue memorable la actuación de Antonín Panenka y de Móder recuperando balones constantemente a Wimmer y Bonhof y a las bandas, como no, el gran Ján Pivarnik con sus subidas al estilo de hoy de los grandes laterales como: Carvajal, Marcelo y Alves. El gol de los alemanes se resistió pero llegó, por medio de Hölzenbein Alemania Federal se reenganchaba a la pelea por conseguir lo que España a conseguido ya, levantar consecutivamente: Eurocopa, Mundial y Eurocopa. La prórroga pasó casi sin ocasiones y por último solo quedaba la lotería, los penaltis. Masny adelantó a Checoslovaquia y Bonhof igualó, pasó lo mismo con Nehoda y Flohe y con Anton Ondrus y Bongartz, pero metió Jurkemik para los checos y Uli Hoeness falló el disparo posterior. De nombre Antonín Panenka el lanzador y Sepp Maier el portero, un duelo de auténticas bestias del fútbol mundial en ese momento. No había tiempo de pensar y el checo vio que Maier movió su cuerpo ligeramente a la izquierda, lo que dio lugar a que golpeara la pelota con un golpe en seco y blando que entró dentro de la portería alemana y que daba a Checoslovaquia y a Panenka su primera Eurocopa.

Ivo Viktor consiguió llevarse el trofeo de mejor portero del torneo y junto a él, el gran Antonín nos dejó lo que para muchos significó un antes y un después en este precioso deporte.